Disfrutar del hogar es posible: hazlo tuyo

A veces, nuestra propia casa es nuestra enemiga. No sabemos estar en ella, y salimos por piernas a la menor oportunidad: a dar una vuelta sin motivo, a ver tiendas (aunque no queramos comprar nada), a coger el coche e irse al pueblo de al lado.
Que es fantástico, ojo. Hay que salir y airearse, y cambiar de panorama, toda vez que las semanas se nos acumulan en un insoportable y monótono ciclo casa-trabajo-casa.
Sin embargo, el hogar es un lugar fantástico para relajarse, entretenerse, y reencontrarse con uno mismo y con los suyos. Sólo hay que saber hacerlo.
Hacer tuya tu casa
Desde que dejé la casa de mis padres, he vivido siempre de alquiler. No demasiado tiempo en ninguna de esas viviendas, no por problemas, sino por simples cambios personales y profesionales que me llevaron a otras ciudades y otras comunidades españolas. Sin embargo, en cada una de estas viviendas, me sentí en mi casa. Cómodo. A gusto. No eran especialmente grandes. De hecho, muchas fueron diminutas, aunque para una persona sola no hacía falta más.
El truco era algo tan sencillo como dejar fluir la personalidad. Darle tu toque.
Y por “toque” no me refiero al último detalle que hayas ojeado en una revista de interiorismo. Me refiero a esas pequeñas cosas que te hacen sentir realmente cómodo, que te permiten disfrutar. Algo que ahora, en tiempos de crisis en los que no se puede salir a ningún lado, resulta utilísimo.
Desde cosas muy sencillas como las cortinas, la lámpara de tu dormitorio o mesita de noche, hasta por ejemplo las persianas. En esta últimas puedes optar por la mejores y decorar tu casa y tus ventanas con mucho estilo a las vez que muy prácticas, estas son las persianas hunter douglas, una verdadero lujo para tu hogar. Pero al igual que hablamos de esto, a lo mejor tu capricho para poner tu hogar a punto y a tu gusto es una enorme televisión de esas que ahora se llevan de muchas pulgadas y pantalla curva. Cada personas y cada pareja tienen sus gustos y prioridades.
En defensa del tiempo de ocio
El ocio no es malo. Da igual lo que te expliquen. El ocio es fundamental. A esta vida no hemos venido a trabajar, sino a vivir, y eso implica disfrutar. Otra cosa es que todos tengamos que trabajar, ganarnos el sustento, y desarrollar una actividad profesional. Pero el objetivo no es cotizar, sino ser felices. Y el hogar tiene mucho que ver en la consecución de estos objetivos.
¿Dispones de posibilidades de ocio en tu casa? Eso es lo primero que debes conseguir: seguro que alguna de tus aficiones puede o debe desarrollarse bajo techo. Quizá eres un jugón, quizá te gusta leer, quizá escuchar música. Quizá el modelismo, el dibujo… da igual. ¡Hay tantas opciones!
Búscalas, y hazlas tuyas, vincúlalas a tu domicilio. Haz que la salida sea innecesaria.
En mi caso, era la mesa del ordenador. Tanto para trabajo como para ocio, me paso horas delante de la pantalla, y necesitaba que ese espacio me resultara lo más agradable posible, cosa que he podido hacer con poco y con mucho espacio. Porque lo he hecho mío.
Mi mujer, en cambio, le da menos importancia al espacio del ordenador, y tiene un rinconcito en la casa con un pequeño poang en el que sentarse a leer, con una sencilla lámpara, y una manta. No hay cosa que le guste más en invierno, que sentarse allí a leer en silencio, tapada.
Antes salíamos más. Para nada. Pero solo ha hecho falta mirarnos hacia adentro, preguntarnos qué nos gusta hacer. Adaptar el piso a nuestras necesidades, dentro de lo posible (¡yo quisiera un huerto, pero aún no puedo pagarme una casa con terreno!). Sólo cuando hemos sabido explotar el ocio y el placer dentro de estas cuatro paredes, en nuestro pequeño espacio privado, es cuando hemos aprendido otro de los significados verdaderos de la palabra “hogar”.