Cuando no queda más remedio que mudarse

Observando lo visto cada día en este país de políticos corruptos, no es de extrañar que cada vez más gente tenga que dejar sus casas y su ciudad para poder encontrar en otro sitio un poco de luz. Y es que claro, con tanto paro y con tan poco trabajo, la gente no puede quedarse viéndolas venir y no le queda más remedio que buscarse la vida en otros lugares. Es el caso de un amigo de mi marido.
Cuando explotó la burbuja inmobiliaria él estaba trabajando en una constructora grande, qué pasa, que al quedarse todo parado pues a él le dieron dos opciones: o se quedaba aquí viéndolas venir o bien se iba a Bruselas donde la empresa en la que trabajaba seguía respetándole su puesto de trabajo y le ponían una casa.
Claro en ese momento se te cae el mundo encima, debes dejar todo, tu casa, tu familia, tus amigos y la verdad que eso no es de agrado para nadie. No obstante, o se iba y seguía trabajando o se quedaba aquí con el paro que le quedaba y cuando se le terminara cobraría la ayuda familiar, y después qué. Pues después nada, porque él bien sabía que con la edad que tenía ya no le iba a ser fácil encontrar otro trabajo y más conforme estaba el país en ese momento. Con lo que se liaron la manta a la cabeza y firmaron el contrato.
Claro ellos tenían en su casa con todas sus cosas y en la nueva locación la empresa les ponía casa, pero vacía. Y para no comprar muebles decidieron llevarse los suyos. Con lo que tuvo que buscar una empresa que realizara mudanzas Madrid Bruselas para así poder llevarse todas sus cosas sin problemas.
Se puso en contacto con dicha empresa que enseguida vino a su casa para poder hacerles el presupuesto de la mudanza. Ellos mismos le desmontaron los muebles y con sumo cuidado se los embalaron, además de todas sus pertenencias. Ya que son una empresa con unos profesionales con una amplia experiencia, le comentaba a mi marido que cuidaron las cosas como si fueran suyas.
Y es que la verdad que no hay nada como estar con la tranquilidad de que todo se hace bien hecho, sabiendo que cuando llegaran a Bruselas todas sus cosas iban a estar dentro de su casa totalmente montado. Y parece que no, pero con tus pertenencias te sientes como en casa.