Cambiar los comedores nos cuesta muy poco

Lo que daríamos por cambiar de vez en cuando los muebles de nuestra casa, si fuera tan fácil como cambiar de zapatos, más de uno cambiaría cada seis meses.
Y es que nuestro estilo cambia indudablemente con los años, son pocas las personas que mantienen un estilo completamente fiel. Es decir, puedes variar ligeramente tu forma de ver las cosas y si te gusta por ejemplo el surf, está claro que a los 15 forrarás tu habitación con posters de surf, a los 20 puedes pintar las paredes de tu piso con motivos que tengan que ver con el agua, y alguna tabla tendrás como decoración.
Siempre manteniendo algo de ti
A los 40 mantendrás las tablas, pero el resto de la casa variará, en función también de las otras cosas que vayas añadiendo a tu vida, estilos influyentes que convivirán con la esencia de lo que eres, esa esencia seguirá en ti, pero no forrarás las paredes de tu salón con posters de surf.
Y algo parecido nos pasa a todos, pero incluso va más allá, va con la moda que impere en ese momento en el mercado. Hace algunos años se impuso la moda de los muebles minimalistas en los comedores. La gente compraba muebles bajos, sencillos dos o tres muebles y ya está.
Sin embargo, al poco tiempo tenían hijos y comenzaban los muebles a no verse tan monos, porque los chiquitines se suben por todos lados, ponen cualquier cosa por muy pringosa que esté encima de los muebles y en definitiva al cabo de unos pocos años tienes que cambiar de muebles.
Es hora de cambiar
Evidentemente ya no te parecen tan bonitos los muebles blancos minimalistas, así que si sigues manteniendo el estilo, al menos cambias el color, por si vienen más críos al menos disimular un poco el rastro de las galletas pringadas de los deditos de tus niños
Y por cierto esto es extensible al resto de la casa, pues para los niños no hay límites ni fronteras ni nada que les haga pensar que ahí no se puede tocar, al menos hasta que se lo dejamos claro.